nada

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Una vez más un adiós deja atrás todo lo que un hola empezó. Y sip se que pronto me valdrá verga.

:)

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No tengo idea de cómo llevar este estilo de cosas. Nunca supe de qué forma hacerlo, dónde se las guarda y qué hacer con ellas cuando empiezan a hacerme diferente.
Sabes, en tardes como estas no se logra sacar más que el lado ausente que uno siempre lleva, la mirada al infinito que no se logra ver, los deseos más ocultos que nunca me dejan y que siempre te encuentran.
Me asusta tener que pensar en un silencio sin vos, en los segundos que tocan las puertas de quien no está listo para nada más que para pensarte, de alguien como yo.
No me parece novedad que en tardes como esta termine por evocarte, por ilusionarme, por desintegrarme, por querer joderme y no entender que tu haces parte de yo en mi.
No se dónde más puedo escribir que empiezo a encontrarme de verdad en vos, en los chocolates con almendras que compartimos, en las horas y sorpresas que te debo; empiezo a encontrarme y aún si son tardes como esta puedo olvidarme de eso, para empezar a recordarte.

¿olvidar-me/te?

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Muchas veces me dijiste que me olvidara de eso; tantas y tantas veces me lo decías y me lo repetías que pensé que ni siquiera hablabas conmigo, que no tendría importancia intentarlo porque aún antes de hacerlo ya lo daba por perdido.
No son sino los continuos dolores, que vuelven los dispersos pensamientos en lineales recuerdos que, seguramente, me pedirás olvidarlos; y qué inconveniente y desnuda suena la palabra olvidar que cuando se la pronuncia los recuerdos vuelven como un torrente de alfileres, agua helada que congela los más ínfimos deseos de un querer hacer más allá que olvidar.
Me pedirás que me largue, que busque otro hueco para soñar, otra caja donde guardar sonidos que nunca te importaron, donde esconda los despojos de mi piel, donde ya no haya nada, donde pueda dejar de escribirme y conversar conmigo mismo.
Muchas veces me dije que me olvidara de eso; tantas y tantas veces me lo dije que preferí suicidar al que tenía dentro.

Pares o nones

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Dos y dos no son cuatro; no es lo mismo decir dos y dos, que dos más dos. Uno y uno no son dos, uno y uno es simplemente uno y uno.
Hoy pronto se convertirá en mañana y mi dos y mi uno se harán tres, y ese tres será lo mismo que nada, es decir, nada.
Lo que trato de decir es que todo es diferente cuando parece ser lo mismo. Es igual a la complejidad de las verdades cuando suenan a mentira, a lo abstracto de la memoria cuando trata de simplificar lo evidente, a lo absurdo de entender lo incomprensible, a lo necesario de verse en pares y lo difícil que se hace pensar en nones.

Primer Movimiento

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Después de un largo tiempo son escribirte, vuelvo a vos como si necesitara algo. Y es que tu me devuelves la melodía, la noción de que los días pasan y yo me alejo de ellos sin darme cuenta.
Quiero que sepas que aún te sigo esperando como el día en que dijiste que los retornos no eran seguros, que preferías los encuentros o, por alguna razón que desconozco, las llamadas con menos de quince segundos de duración.
Te recuerdo que conmigo esperan los cafés y los días verde-azulados que tantas veces te prometí, hoy llegaron con mas ancias que estuvieras aquí que cuando estabas aquí.
Aún guardo el silencio que me regalas todos los días, el palpitar incansable de los viernes sin tarde, el olor de lo ajeno, de la ausencia, del cuestionar.
Alguna vez creí escuchar que decías que pensarías en mi, que por más terco y loco que fuera no olvidarías que aún te iría a esperar, a buscar entre lo sucio y lo húmedo del viento de ciudad; ahora soy yo el que promete pensarte y guardarme en las rendijas con poca luz, en los letreros de una vía, en mi cobija.
Te extraño sin tiempo, sin reloj, sin días, sin extrañarte; te pienso en los sueños de soñar despierto, en un querer sin pesar, en tí, en mí.
Te escribo y lo volveré a hacer, y aunque no me leas sé que por ahí debes estar.

dos mil....

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Un número más que se fue y se funde entre sueños y misterios, se esconde en los balcones y las luces que se prenden para recibir al siguiente.
Preso en el fracaso y conformismo de hacer nuevas promesas, de comenzarlo bien, de aparentarlo en otro. Número ciego, cojo, seco que segundo a segundo se quiere olvidar. Hoy los días nuevos llegan y para mí todo sigue igual.

¿y?

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Es domingo, poco a poco va anocheciendo y este deseo incontenible de escribir me envuelve otra vez:
He viajado por horas, y sin necesidad de moverme o caminar llegué; he sentido cosas, que me llevan a pensar un poco más allá y a imaginar un ¿qué hubiera sido si...?
Mientras más miro alrederor, me doy cuenta que más vacío me siento; es como si quisiera librarme de un sentimiento que ya me pertenece.
Las cosas cambian, las personas y el clima también, y sin embargo todo sigue igual. Nadie se atreve a mirar, todos prefieren ver, "hemos empezado a pensar, pero hemos dejado de sentir".