Pares o nones

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Dos y dos no son cuatro; no es lo mismo decir dos y dos, que dos más dos. Uno y uno no son dos, uno y uno es simplemente uno y uno.
Hoy pronto se convertirá en mañana y mi dos y mi uno se harán tres, y ese tres será lo mismo que nada, es decir, nada.
Lo que trato de decir es que todo es diferente cuando parece ser lo mismo. Es igual a la complejidad de las verdades cuando suenan a mentira, a lo abstracto de la memoria cuando trata de simplificar lo evidente, a lo absurdo de entender lo incomprensible, a lo necesario de verse en pares y lo difícil que se hace pensar en nones.

Primer Movimiento

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Después de un largo tiempo son escribirte, vuelvo a vos como si necesitara algo. Y es que tu me devuelves la melodía, la noción de que los días pasan y yo me alejo de ellos sin darme cuenta.
Quiero que sepas que aún te sigo esperando como el día en que dijiste que los retornos no eran seguros, que preferías los encuentros o, por alguna razón que desconozco, las llamadas con menos de quince segundos de duración.
Te recuerdo que conmigo esperan los cafés y los días verde-azulados que tantas veces te prometí, hoy llegaron con mas ancias que estuvieras aquí que cuando estabas aquí.
Aún guardo el silencio que me regalas todos los días, el palpitar incansable de los viernes sin tarde, el olor de lo ajeno, de la ausencia, del cuestionar.
Alguna vez creí escuchar que decías que pensarías en mi, que por más terco y loco que fuera no olvidarías que aún te iría a esperar, a buscar entre lo sucio y lo húmedo del viento de ciudad; ahora soy yo el que promete pensarte y guardarme en las rendijas con poca luz, en los letreros de una vía, en mi cobija.
Te extraño sin tiempo, sin reloj, sin días, sin extrañarte; te pienso en los sueños de soñar despierto, en un querer sin pesar, en tí, en mí.
Te escribo y lo volveré a hacer, y aunque no me leas sé que por ahí debes estar.

dos mil....

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Un número más que se fue y se funde entre sueños y misterios, se esconde en los balcones y las luces que se prenden para recibir al siguiente.
Preso en el fracaso y conformismo de hacer nuevas promesas, de comenzarlo bien, de aparentarlo en otro. Número ciego, cojo, seco que segundo a segundo se quiere olvidar. Hoy los días nuevos llegan y para mí todo sigue igual.