Escurro arena de mi ropa y mi voz no quiere que te diga que no me interesa saber si el castillo que creaste para mi fue de papel o de esa arena que riego alrededor. Consumiendo días me he pasado y vos escupes mi nombre, te paras sobre mi piel y olvidas que ya has has muerto.
Por poco y no te veo pasar frente a mi, me trago, me envuelvo y oscurece una vez más. He regado letras, y se que nadie volverá a recogerlas por dos días más.
Me gusta olvidarte y odiarte, un poco más que más; pero se que mañana volveré a buscarte y lo único que harás es escupir mi nombre y olvidarte de que los dos ya hemos muerto.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
0 comentarios:
Publicar un comentario